1947, finalizará con un hecho de gran relevancia: la adquisición de la que es actual titular de la hermandad. Había entrado en el cargo de hermano mayor, Francisco Carrasco Jáimez, que sucedió a F. Antonio Arcas Carmona. El nuevo hermano mayor, junto con Francisco Muro, estaban realizando la búsqueda y gestiones para adquirir una nueva imagen de Cristo Crucificado, y con él sustituir el que hiciera Prados López unos años antes. La nueva imagen del Cristo fue hallada en el Beaterio de Santa María Egipciaca, que estaba en la calle de Recogidas, lugar en el que en siglos anteriores se “arrecogían” mujeres “descarriadas” (allí estuvo presa Mariana Pineda) para su rehabilitación social. Entonces el Beaterio y su iglesia, hoy desaparecidos, estaban ocupados por las Carmelitas Misioneras con las que se llegó a un acuerdo transaccional por el precio de 12.000. Ptas., formalizándose escritura de compra ante el notario sustituto Moscoso Ávila, según testimonio de un directivo de la época.
Se trataba de una imagen de finales del siglo XVI o principios del XVII, que la opinión artística de entonces atribuía al discípulo de Diego de Siloé, Baltasar de Arce, y con esta creencia se llegó a finales del siglo XX. El interés de algunos cofrades por las imágenes de nuestra Semana Santa ha hecho que se tome interés por la autoría de esta imagen, valorando sus características artísticas, pues Gómez Moreno, ni siquiera nombra a este Crucificado en su Guía de Granada, y Gallego y Burín solo hace referencia a “un crucificado en el coro del siglo XVI, sin que sepamos si, verdaderamente, se refiere a éste o a cualquier otro. En publicaciones más modernas, como la de Martínez Medina en 1989 en una fotografía de su obra Cultura religiosa en la Granada renacentista y barroca, aún lo asigna a Baltasar de Arce, escultor que falleció en 1564, cuando aún no existía interés en Granada por el naturalismo.
En definitiva, no ha habido un estudio significativo sobre esta notable imagen por parte de los expertos en arte, de modo que algunas referencias de éstos a a esta talla han ido a remolque de las opiniones sobre su autoría vertida por cofrades en algunos artículos y coloquios, en los que ya se barruntaba, que los grafismos escultóricos que presenta la imagen de este Crucificado la sitúan en el entorno del maestro Pablo de Rojas.