Historia

Los años cincuenta

La hermandad de penitencia había llegado a asentar en los años transcurridos desde su fundación una estética cofrade de «hermandad de barrio», y como hemos relatado, un sentido sevillanista de la de dicha estética, sin olvidar sus cauces granadinos, en cuanto que era heredera de una antigua hermandad y devoción tan granadina y ancestral. En este último aspecto, no olvidó el culto de cada viernes al Cristo de los Favores, que se remontaba a siglos pasados con el ejercicio de la Adoración a las Cinco Llagas, mediante una misa matutina, que se celebraba a las 9:30 de la mañana, y el vía crucis vespertino hasta en Cristo del Monumento, raíz de la devoción, que era muy concurrido, y en el que se rezaba el Santo Rosario, finalizando con un besapies, que duraba desde la mañana hasta la tarde.

También, se instituyó el Quinario al Cristo que comenzara el Miércoles de Ceniza para celebrar la función principal el domingo siguiente, en la que se realizaba una procesión con el Santísimo Sacramento por el interior de la iglesia, y se visitaban todas las capillas del templo de San Cecilio, finalizando estas ceremonias con un besamanos a la Virgen de la Misericordia. En estos cultos se hacía por los cofrades protestación de fe al Dogma de la Inmaculada Concepción y al de la Asunción de la Virgen. Con la asistencia a estos actos se ganaban 200 días de indulgencia, que había concedido el Cardenal Parrado y otras antiguas de diversos prelados.

En el aspecto procesional, la hermandad siguió enriqueciendo su patrimonio material, realizándole al paso Cristo para el Jueves Santo de 1951 un respiradero al canasto que había realizado Nicolás Prados López seis años antes. Con ello, el paso ganó en altura y dimensiones (4,40 de largo por 3,20 de ancho). También el de la Virgen se mejora esos primeros años cincuenta con ocho jarras nuevas entre los varales y otras ocho pequeñas, realizadas por el orfebre que hizo la corona, Antonio Salazar, que fueron costeadas por cofrades, cuyos nombres figuran tallados en las jarras.

El Cristo en el Paso de Prados López con el respiradero de 1951

En la Semana Santa de 1952 se conmemoraba el XXV Aniversario de la Fundación de la Federación de Cofradías (1927-1952) decidiendo este organismo cofrade realizar una procesión conmemorativa, la primera Magna que se celebraría en Granada, en el Viernes Santo de aquel año. Los planes de sacar muchos pasos se quedaron en solo cinco por decisión del Arzobispo, que conmemorarían los Cinco Misterios de la Pasión.
En estos cinco pasos se procesionarían imágenes poco conocidas, algunas titulares de antiguas hermandades desaparecidas, como la Oración en el Huerto de San Antón, y otras antiguas devociones, como las Negaciones de San Pedro de Santa Paula, hoy en San Jerónimo, el Nazareno del Santo Ángel Custodio, el Cristo de la Humildad del convento de Zafra, y como paso de Crucificado se eligió al Señor de los Favores, que ese año saldría dos veces: el Jueves Santo en su estación de penitencia y el Viernes Santo en la procesión extraordinaria. Finalmente, ésta se vio frustrada por la lluvia y, aunque salieron los pasos a la calle para ir a la Catedral, desde donde comenzaría la comitiva, no llegaron a ella por tener que refugiarse de la lluvia, unos en la Audiencia y otros regresar a sus templos.

Ese año, la hermandad homenajeó al XXXVI Tercio de la Guardia Civil, tantos años acompañándola en sus procesiones y escoltando a los pasos, así como, mandando a las mismas su extraordinaria banda de cornetas y tambores. Dicho homenaje consistió en su nombramiento como hermano mayor honorario de la cofradía, entregándole un pergamino en la función principal a su Coronel Jefe.

La falta de apoyo institucional y por parte de la industria y comercio granadino, hicieron peligrar en 1953 las procesiones de Semana Santa, provocando, asimismo, un enfrentamiento entre el presidente de la Federación, Sr. Gómez Sánchez-Reina, y la comisión de propaganda de dicho organismo, en la que estaba de presidente el hermano mayor de los Favores, Sr. Carrasco Jáimez. El asunto consistió en que se había comunicado a la prensa la intención de la Federación de Cofradías de suspender la Semana Santa de ese año, hecho que provocó que los miembros de la citada comisión presentaron su dimisión, si bien, no les fue aceptada. Finalmente, se llegó a un acuerdo y la Semana Santa de 1953 se celebró procesionalmente.

Pese a que parte de las cofradías empezaban a mostrar signos de decadencia por la falta de medios económicos, otras seguían mostrando su esplendor, como ésta del Cristo de los Favores. Ese año estrenó el llamador, además de las jarras, que había realizado Salazar. En Granada la «llamada» de los pasos, al igual que en Málaga, se hacía con una campana, que solía figurar sobre un varal delantero del paso o en medio del frontal del canasto o del respiradero. Esta cofradía, en su trayectoria de «sevillanización», pudiera haber adoptado ese año lo que conocemos como «llamador», hoy extendido por todas las cofradías. También la Virgen de la Misericordia estrenó una toca de sobremanto bordada en maya de oro.

El día 1 de abril de 1953 comenzó el bordado del nuevo manto de la Virgen, que no se bendeciría hasta un año después, es decir el 4 de abril de 1954, Domingo de Pasión. El trabajo fue realizado bajo la dirección de la famosa profesora de la Escuela de Artes y Oficios y camarera de la Virgen, doña Trinidad Morcillo Raya, bordándose según el diseño (se dice que en estilo «mudéjar») de Luis Martín Ramos, alumno de carpintería de dicho centro educativo. El pintor y director de dicha Escuela, Gabriel Morcillo, cedió a su hermana unas dependencias de las misma para que se realizara la obra por las diez bordadoras que intervinieron en el manto.

El material del manto consistió en terciopelo color carmesí, que fue adquirido en la ciudad de Tánger y donada la tela por la colonia española de aquella ciudad, trayéndola a Granada el secretario de la hermandad, Octavio Luis de Vargas. Marino Antequera nos describe el manto como de 28 metros cuadrados y bordado con lentejuelas, canutillo y cordoncillo de oro, informándonos de que en el borde superior de la pieza se puso esta frase «Me dio forma y espíritu doña Trinidad Morcillo Raya». Además, se puso en el interior un documento en el que se escribió los nombres de las personas que lo habían bordado (21).

Foto del manto de Trinidad Morcillo en 2002. A. Padial A

A las doce de aquel Domingo de Pasión de 1954, en solemne ceremonia, se bendijo el manto, siendo apadrinada por el XXXVI Tercio de la Guardia Civil, representado por su Coronel Jefe, Eulogio de Límia y esposa, asistiendo a la misma el Presidente de la Federación de Cofradías, Sr. Gómez Sánchez- Reina. Terminada la ceremonia la Virgen estuvo expuesta en devoto besamanos todo aquel día, hasta que, ya de noche, se trasladaron las imágenes a la capilla adosada externa, para colocarlas en sus pasos porcesionales. Dicho manto aún lo la Virgen en sus estaciones de penitencia, aunque existe un proyecto de ejecución de uno nuevo, del que más tarde se tratará. En la estación de penitencia de aquel Jueves Santo, día 15 de abril, la Virgen estrenó el manto, luciendo con él una saya, realizada con bordados del siglo XVIII.

La tribuna oficial se había instalado ese año en el Embovedado del río Darro, por lo que la hermandad, tras bajar por la Cuesta del Progreso, se dirigió por la Plaza de Mariana Pineda y el Campillo Bajo hacia dicha tribuna. El Viernes Santo, se colocó la imagen del Cristo de los Favores en la puerta de la iglesia de San Cecilio, para un acto de besapies multitudinario, que duró más de tres horas.

Fusión con la Hermandad Sacramental de la Parroquia de San Cecilio

Aquel año de 1954, fue muy señalado para la hermandad, pues fue aprobada la fusión con la Hermandad Sacramental de la parroquia, probablemente fundada en aquellos años de proliferación de hermandades sacramentales parroquiales de la segunda mitad del siglo XVI y primera del XVII. Pocos datos he investigado sobre esta hermandad, pues he dirigido mis pesquisas, hasta ahora, hacia las hermandades de penitencia, pasionistas o de gloria antiguas, primordialmente. Pero sí tengo el dato de que en la capilla de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Salud estaba el Sagrario de la Iglesia del que cuidaba dicha hermandad, al menos por los años treinta del siglo XVIII, ¿Es éste un dato del que podamos inferir que las hermandades de Ntra. Sra. de la Salud y la del Santísimo en esa época estaban agregadas? No es de extrañar, porque Ntra. Sra. de la Salud era la imagen de más devoción de la parroquia, y estas uniones o agregaciones eran cosa corriente en aquellos siglos, soliendo las hermandades sacramentales tomar, en muchos casos, como patrona una imagen mariana; así ocurrió, que recuerde, con la de Ntra. Sra. del Socorro, patrona de la Sacramental de Santa Escolástica.

No sabemos cuándo la Hermandad de Ntra. Sra. de la Paz se agregaría a la Sacramental de la parroquia, quizá pudo producirse esa agregación en años posteriores a 1733. En esa fecha se describen en un documento las capillas y hermandades con sede en la iglesia de San Cecilio y ambas cofradías aparecen independientes en esa fecha. La descripción de dichas capillas y hermandades era la siguiente: la de Ntra. Sra. de la Salud, la de las Ánimas del Purgatorio, la de Ntra. Sra. de la Paz, la del Santísimo Sacramento y la del Cristo de los Favores. Quizá, la agregación se produciría en la segunda mitad del XVIII, cuando muchas hermandades comienzan a decaer, como consecuencia, entre otras razones, de las exigencias de su control por las autoridades racionalistas de la Ilustración.

La Hermandad Sacramental, parece que se fundó 1590, aunque tradicionalmente se ha fijado que lo fue en 1622, fecha en la que, probablemente, existiera alguna nueva regla. Luego, se tiene noticia de que en 1680 se fundó la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz, que parece que fue llevada a cabo por unos jóvenes de la parroquia, que, después se dieron unos estatutos en 1706 (22). Acerca de esta diferencia entre la fundación y los estatutos, diremos que era usual que las hermandades se fundaran años antes de formalizar sus reglas e, incluso, esas de 1680 pudieron deberse a una adaptación de otras anteriores. También, los estatutos de 1706 pudieron realizarse para imprimir el carácter rosariano a la cofradía de Ntra. Sra. de la Paz; porque, asimismo, era usual que al proliferar las hermandades rosarianas a finales del siglo XVII y principios del XVIII, muchas hermandades marianas que se habían fundado antes de ese auge rosariano adquiriera ese carácter. Asimismo, ese impulso que dieron los jóvenes en 1706 a la hermandad de la Virgen de la Paz, pudo tener como consecuencia el encargo de la imagen que hoy se venera, que está fechada de tres años después, según Gómez Moreno.

También diremos, que lo más probable es que la hermandad, fundada en 1680, tuviera una Virgen de la Paz anterior a la que hoy conocemos, el citado erudito, Sr. Gómez Moreno en su Guía de Granada dice que la imagen se realizó en 1709, cosa que, también, repite en la de Gallego y Burín. El muy probable que esta nueva imagen fuese realizada como consecuencia de aquella reorganización de 1706. No es de extrañar, pues era práctica corriente, como ocurre en la actualidad, que las hermandades cambiaran de imagen, adaptándose a los estilos de cada época. Tradicionalmente, se ha atribuido la Virgen de la Paz a los Mora y sus grafismos escultóricos así lo sugieren, estando más cerca de los de Diego de Mora (1658-1729) que de los de José de Mora (1642-1724).

Aún a finales del siglo XIX la hermandad conservaba su vitalidad y celebraba a la Virgen de la Paz una novena con función en el segundo domingo de octubre. Con dicho motivo se establecía en esos días una feria en el Campo del Príncipe, que constituían las fiestas de otoño en esa zona del Barrio del Realejo. Las últimas noticias recogidas de la celebración de dichas fiestas son de 1870, seguramente, se celebraran algunos años más tarde. Esta feria se dedicaría al Cristo de los Favores cuando a partir de 1884 se organizaron sus cultos.

De la Sacramental aún tenemos noticias de su actividad en 1915, año en el que asiste a unos cultos y procesión que se organizan a la ermita de Ntra. Sra. de Lourdes, situada en el Barranco del Abogado, dependiente de la jurisdicción parroquial de San Cecilio. En dicha comitiva fue la Hermandad Sacramental con su estandarte, asistiendo el que fue Prelado Doméstico de Su Santidad, Mons. Fernández Arcoya (23).

Muchas de estas hermandades sacramentales fueron decayendo y, es probable, que en el año 1954, cuando se le agrega la del Cristo de los Favores, la Sacramental de la Virgen de la Paz, estuviera con pocos hermanos y casi desaparecida. Ello lo deducimos de los estatutos en los que la Hermandad del Cristo de los Favores, de acuerdo con el párroco, decide «restaurar la referida Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. de la Paz, uniéndolas en una sola hermandad a la Cofradía del Cristo de los Favores, que, desde entonces, llevará el título de «Venerable y Muy Antigua Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de la Paz e Ilustre Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia».

A partir de esta fusión, y hasta nuestros días, han sido muchas las cofradías de penitencia las que se han fusionado a las Sacramentales de sus parroquias, evitando así la pérdida de estas históricas hermandades, algunas con más de cuatro siglos de historia.

Aprobada canónicamente la fusión se celebró una solemne función de acción de gracias a la Virgen de la Paz con un Te Deum. Ya, en la Semana Santa de 1955 la hermandad estrena el guion sacramental con orfebrería de Antonio Vílchez, siendo el óvalo central del mismo el del antiguo estandarte de la sacramental. En ese tiempo, la hermandad tenía aún el antiguo proyecto de habilitar la capilla de salida, anexa a la iglesia de San Cecilio, para dar culto allí a sus titulares, en la que se realizarían tres altares, el del Cristo en el centro y dos laterales para la Virgen de la Misericordia y para la de la Paz. Esta capilla se comunicaría con la iglesia a través de la del baptisterio, separándolas una reja, proyecto que, evidentemente, no se ha realizado.

Lógicamente, la hermandad cambió el escudo para insertar en él las referencias a su nuevo carácter sacramental con la representación de la Custodia y de la Virgen Dolorosa con un corazón traspasado por la siete espadas, orlado todo el conjunto en sus partes laterales y baja con la divisa: Contra Deum nunquam, proeter Deum nihil (nunca contra Dios y nada excepto Él). La medalla de los hermanos reproduciría en escudo y título de la hermandad con cordón de seda blanca y morada, excepto la del hermano mayor que sería de color dorado y el del vice-hermano mayor, que sería plateado.
También, el hábito había cambiado en esos años de mediados de los cincuenta, siendo de color negro la túnica y rojo el capillo.

El carácter de sacramental llevó a la realización de cultos específicos al Santísimo Sacramento, como la misa de los primeros domingos de cada mes con exposición del mismo por las tardes y procesión claustral; la vela diurna ante el monumento del Jueves Santo y una vela nocturna, si la Adoración Nocturna no la realizara; acompañar al Santo Viático a los enfermos e impedidos y asistencia con el guion sacramental a la procesión del Corpus Christi. Asimismo, se instituyó una función a la Virgen de la Paz en su festividad del día 24 de enero; una función solemne al Cristo de los Favores en el primer domingo de Cuaresma, conservándose el tradicional quinario y el besapies a la imagen a las tres y media de la tarde, así como, la asistencia al Ejercicio de las Siete Palabras en el Campo del Príncipe, acto que prescribió como obligatorio el Arzobispo Mons. Santos Olivera. A todo ello, se añadió una solemne función a la Virgen de la Misericordia el Domingo de Pasión en el que se prestaría juramento de creencia en la Mediación de la Santísima Virgen.

Los nuevos estatutos variarán la exigencia de que la estación de penitencia se realizara en la madrugada del Viernes Santo, para trasladarla a la tarde del Jueves Santo, que era el día que en esa època la realizaba la hermandad. Las exigencias de los arzobispos de que las cofradías no salieran muy tarde se reflejan en esos estatutos, que le daban a la hermandad solo tres horas para permanecer en la calle, debiendo de estar en su templo antes de las doce de la noche, cosa que no se cumplía nunca, como no se cumplían otros preceptos tales, como el de aplaudir al paso de las imágenes o contratar saeteros y aplaudirles.

Como reminiscencia de las antiguas hermandades se prescribía asistir a los entierros de hermanos con el estandarte de la hermandad y bandera, y en el del hermano mayor, tendría que ir una comisión de cargos menores.

Guion Sacramental con óvalo de la primitiva hermandad de la Virgen de la Paz

En la Semana Santa de 1955 se estrenó en la estación de penitencia una nueva cruz de guía y en el Jueves Santo del siguiente año no realizó dicha estación por impedírselo la lluvia, lo mismo ocurrió con la Hermandad del Silencio. Sí lo hizo la de Ntra. Sra. de las Angustias de Santa María de la Alhambra, aunque se vio deslucida por la impertinente meteorología. Al día siguiente, Viernes Santo, la hermandad llevó al Cristo de los Favores en posición horizontal, sobre angarillas, al acto de las tres de la tarde de Adoración de las Cinco Llagas, ante el monumento. Allí erguían al Cristo ante el monumento, procediéndose a un devoto besapies multitudinario, que se repitió en los años siguientes, aunque a partir del año 1961 o 1962 se llevó a esta ceremonia la imagen del Cristo de los Favores de la antigua hermandad (hay fotos en el diario «Patria» con esta imagen en el besapies del Campo del Príncipe de 1963, de 1966 y 1969).

A partir de entonces, comenzaron a apreciarse signos de crisis en la Semana Santa de Granada. Los años 1957 y 1958 fueron lluviosos no ocupándose las sillas del itinerario oficial, ni de las tribunas, con graves pérdidas para las cofradías, que hicieron peligrar la Semana Santa de 1959. Pese a las inclemencias del tiempo, la hermandad salió en estación de penitencia el Jueves Santo de 1958, aunque retrasó su salida, para hacerla a las 22:30, aprovechando una pausa en la lluvia, aunque el ambiente fue un tanto frío y desangelado. Pasada la tribuna, la cofradía tuvo que acortar el itinerario y acelerar el paso a marcha forzada, siguiendo los compases rápidos de la banda de cornetas y tambores de la Guardia Civil, cuyo Teniente Coronel, Sr. Pelayo, iba en la presidencia de la procesión.

En estos años, ya no bajaba la procesión por la Cuesta del Progreso, sino que desde Santa Escolástica y Colcha se dirigía a Plaza Nueva y Elvira, para por Cárcel Baja entrar en la Gran Vía y Zacatín, dando la vuelta a la Plaza de Bibrambla, para seguir por Mesones, Puerta Real, Ganivet, San Matías y Navas y pasada la tribuna, subía por Reyes Católicos para por la Calle de Sierpe Alta, Plaza de las Descalzas y Pavaneras entrar en su barrio (la calle Sierpe Alta discurría desde la calle Reyes Católicos a la parte trasera del conventos de las Carmelitas Descalzas y desapareció al realizar la Plaza de Isabel la Católica). Un itinerario bastante extenso, pero que la cofradía realizaba en menos de cuatro horas. En esa época, aún no se «recreaban» tanto las cofradías en la calle, preferían andar sin demasiadas pausas a favor de itinerarios más extensos.

El Jueves Santo de 1959 en la estación de penitencia del Cristo de los Favores salió un tercer paso: el de Jesús de las Tres Caídas, que en esos años de finales de la década se estaba gestando una nueva hermandad, que tendría como titular esta antigua imagen, que ya tuvo su cofradía de penitencia, formada por personas del gremio de los cocheros, en los siglos XVII y XVIII. Dicha antigua hermandad, con sede en el convento de San Francisco «Casa Grande», hacía estación en la tarde del Jueves Santo. Fue la cofradía de la que sabemos que tuvo un paso de «Misterio», con el Cirineo y soldado romano, y, parece, que del mismo formaban parte una Dolorosa y San Juan en el momento del «Encuentro». La imagen, después de suprimido el convento franciscano, pasó a Santa Isabel la Real, siendo hoy, como sabemos, titular de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario. Parece que la iniciativa para recuperar esta imagen de Jesús de las Tres Caídas se debió al que fue Presidente de la Federación de Cofradías y hermano mayor de la Hermandad de la Santa Cena, el Sr. Gómez Sánchez-Reina.

Para esta salida procesional de 1959, la Cofradía de Jesús de Jesús de la Humildad, le cedió un paso de la Soledad de Ntra. Sra. que era de caoba formando cuarterones, con una crestería barroca dorada, rematada por tulipas y los cuatro faroles de esquina del paso de Jesús de la Humildad. Iba acompañado del Cirineo y del centurión romano, de su antiguo paso del siglo XVIII, imágenes, que también se conservan en el monasterio de Santa Isabel la Real.

La imagen de Jesús de las Tres Caídas con su sección de nazarenos, salió de la iglesia de Santo domingo para incorporarse a la estación de penitencia de la Hermandad del Cristo de los Favores, a su paso, a las 23:30 de la noche por la plaza de esta iglesia y convento de Santa Cruz la Real, volviendo a este templo a su regreso de dicha estación ya avanzada la madrugada del Viernes Santo. La Hermandad de los Favores siguió hacia el Campo del Príncipe, para encerrarse en su capilla. Los hábitos de los nazarenos (túnica blanca y capillo rojo) fueron prestados por la Hermandad de la Santa Cena, siendo pues, las tres cofradías del templo dominico quienes prestaron los elementos para que se hiciera realidad esta salida procesional de Jesús de la Tres Caídas (24).

Era la primera manifestación externa de la posible recuperación de su histórica hermandad, cuya Dolorosa puede que sea una de las dos que se conservan en el monasterio de Santa Isabel la Real, puesto que se han conservado allí durante más de dos siglos las imágenes del Cristo, del Cirineo y del Centurión romano.

La hermandad, en formación, que quiso tener su sede en el monasterio albaicinero de Santa Isabel la Real, no llegó a cristalizar por no ser aprobada por la autoridad eclesiástica, después de estar organizándose durante dos o tres años. Aunque sí volvió a salir al año siguiente de 1960, en el que volvió a hacer estación con el paso de Jesús de las Tres Caídas, dentro de la procesión de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario. Ya, después, no se supo más de ella, aunque la imagen y su «misterio» fueron recuperados, años más tarde, por esta última hermandad, de la que actualmente la imagen de las Tres Caídas es su titular.

La madrugada del Viernes Santo era, desde su fundación, una de las metas de la Cofradía del Cristo de los Favores y, pese a los inconvenientes de esa salida que interponía la autoridad eclesiástica, su salida la solía efectuar en esos años a las 10:30, e, incluso, en 1958 se la fijó a las 23:30, prácticamente en la madrugada, nada que ver con las salidas tan tempranas que realiza la cofradía en la actualidad.

Por aquellos años finales de los cincuenta, el paso del Cristo se solía adornar con alhelíes rojos y el de la Virgen con violetas, siendo fiel cada año la asistencia a la procesión de la Guardia Civil, vestida de gala con sus mandos y bandas de música, acompañando al Cristo de los Favores. La banda de cornetas y tambores, iba detrás de las «promesas», que en gran número acompañaban al Cristo, y detrás de la Virgen de la Misericordia, la banda de música de ese mismo Tercio de la Guardia Civil.

Favores y Misericordia 1959. Fot. Patria

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