Hermano Mayor

Juan Antonio Romera Morcillo

HERMANO MAYOR

“…Es mi vida…”, con esas palabras acabé mi primera intervención después de ganar las elecciones a Hermano Mayor.

Como sabéis, soy hombre de pocas palabras y es la primera vez que me piden que escriba algo para el boletín de la hermandad.

No puedo decir que nunca soñé con ser Hermano Mayor, por que os mentiría, pero la verdad es que no encontraba el momento, y no era por falta de valentía; porque nunca me he considerado un hombre cobarde. Ya con dieciséis años fui el primer presidente de la cuadrilla, pero eso es otra historia para dedicarle un capítulo.

No pude empezar mejor mi tiempo de Hermano Mayor con la Salida Extraordinaria de Nuestra Madre de la Misericordia, acabando, de ese modo; el 125 aniversario de su hechura. Fueron unas jornadas de intenso trabajo por parte de la junta, rematando con una tarde magnífica y con una demostración por parte de los hermanos de los Favores, como solo ellos saben hacerlo. Pero no solo nos queremos quedar en salir a la calle y demostrar al mundo que los cofrades no nos hemos ido sino que estamos más vivos que nunca para seguir trabajando, y así demostrar que nuestra fe no tiene límites.

Ahora se nos presenta el reto de volver a tener una Semana Santa como las de toda la vida, eso sí, con todo el respeto del mundo a esta maldita pandemia que tanto daño nos está haciendo. Más que nunca la hermandad necesita de todos sus hermanos y de su esfuerzo, en todos los sentidos para demostrar que somos cristianos comprometidos.

No me puedo olvidar de hablaros de mi junta de gobierno, a la que estoy muy agradecido por compartir conmigo esta aventura Os podría hablar de cada uno de ellos, pero sólo deciros que cualquiera de sus miembros es más cofrade que yo, porque yo más que cofrade soy de los Favores.

Para no cansaros más solo pediros disculpas por nuestros errores y deciros que seguiremos trabajando con toda la ilusión puesta en la meta de seguir mejorando nuestra hermandad, meta muy difícil por lo bien que lo han hecho nuestros predecesores.

“Es mi vida” y espero que la vuestra, servir a la Hermandad que me vio crecer de niño a hombre.

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