En el año 1960, las arcas de la Federación y de sus cofradías acusaron la merma que los anteriores y lluviosos años habían dejado, debido a la escasa participación del público en la ocupación de sillas y tribunas. La lluvia fue un factor más al que se unieron otros motivos para que parte de los granadinos dejaran de asistir a las procesiones y apuntarse a las hermandades; la novedad de la televisión a la que estaba accediendo cada vez más gente; las vacaciones de esa semana atraían a otras familias a las playas, las más dotadas económicamente; la escasez de ayudas por parte del Ayuntamiento y Diputación y del comercio e industria granadinos; el desinterés de aquellas familias de la burguesía y aristocracia granadina, que habían sido benefactores eficaces en las décadas anteriores…etc., constituían un cúmulo de factores que iba desencadenando paulatinamente la crisis en las cofradías de Granada.
Ese año la Federación había determinado acortar gastos, suprimiendo algunos de ellos, como el Cartel de la Semana Santa. Entonces el Sr. Carrasco Jáimez, hermano mayor de la Hermandad de los Favores, que a su vez era miembro de la junta de gobierno de la Federación, consiguió que el pintor Fernando Belda cediera gratuitamente uno de sus bocetos para ser el cartel de la Semana Santa. Dicho cartel fue litografiado por la litografía Ventura, también gratuitamente, a cambio de insertarlo con su publicidad en los programas y publicaciones de Semana Santa.
Esos años la noche del Jueves Santo constituía una madrugada de hecho, pues la hermandad que primero pasaba por la carrera oficial era la de los Favores, empezando a recorrerla a las doce de la noche, seguida de la de Santa María de la Alhambra y de la del Silencio. El recorrido de la hermandad se había acortado bastante, accediendo a la tribuna en esos años por la calle Jesús y María, San Matías y Navas.
La preocupación por una estética floral para adorno de sus pasos llevó a la cofradía en 1961 a adoptar para el paso del Cristo el calvario de compactos claveles rojos, compuesto por 200 docenas de esa flor, que se popularizaría en casi todos los pasos de Jesús. La Virgen de la Misericordia llevó ese año en su paso flores de azahar, rosas y claveles blancos. Todo ese exorno floral costó a la cofradía una cantidad próxima a las 30.000.- Ptas., cantidad importante para aquellos tiempos difíciles. No obstante, la hermandad era de las que menos acusaba los efectos de la crisis, lo que le permitió, en 1962, dorar de nuevo el paso del Cristo de los Favores, que había realizado Prados López. También, había proyectado realizar unos nuevos varales para el palio en orfebrería repujada, aunque para verlos realizados tuvo que esperar unos años.
Ese año de 1962, ya dentro de la madrugada, cuando la hermandad se iba a retirar hacia su barrio, antes de entrar en la calle de la Colcha, se dirigió hacia Plaza Nueva para realizar un encuentro entre la Virgen de la Misericordia y el Cristo de la Misericordia, el Silencio, cuando su hermandad se dirigía hacia la carrera oficial, y la de los Favores regresaba a su iglesia. Era la Plaza Nueva, como lo sigue siendo hoy, un lugar de concentración masiva de personas en la madrugada del Viernes Santo, y aquel «encuentro» causó un enorme apiñamiento de gente, que los guardias municipales a caballo apenas podían contener.
En el año 1964, tal vez, también, en 1963, se decide por la junta de gobierno de la Hermandad, que la Virgen vaya acompañada en su paso de palio por la imagen de San Juan Evangelista, el «discípulo amado de Jesús». Esta imagen que ya en 1946 acompañó en el paso de palio a María Stma. de la Aurora, parece que fue costeada por Moisés Linares Martín, cofrade de la Aurora y comerciante de tejidos muy conocido, que tenía su establecimiento en Puerta Real, algo más abajo del Hotel Victoria, y fue realizada por Damián Villar, profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Granada, natural de Salamanca. La imagen había sido adquirida por el hermano mayor de los Favores, Francisco Carrasco Jáimez, en 1962 a la citada cofradía, por el precio de 16.000.-Ptas. (25). Parece que sólo se procesionó uno a dos años.