Titulares

Nuestra Señora de la Paz

Origen histórico y otros hitos históricos

Según la aproximación efectuada a su historia, el origen de la Imagen estaría en la fundación de la Hermandad del Santísimo Sacramento de la Iglesia de San Cecilio en el desarrollo del siglo XVII, si bien no encontramos referencias directas hasta la primera década del siglo XVIII donde ya se hace alusión a la misma. A partir de aquí, pasamos a listar los hechos más relevantes a través de los hitos siguientes:

1622 – Fundación de la Hermandad del Santísimo Sacramento en la Iglesia Parroquial de San Cecilio.
1646 – Estatutos fundacionales de la Hermandad del Santísimo Sacramento donde se señala la advocación de Nuestra Señora de la Paz como titular mariana.
1709 – Es el año señalado por Manuel Gómez Moreno en 1862, como la primera referencia sobre la existencia de la Imagen atribuida de manera genérica al taller de los Mora y mantenida por otros autores como Antonio Gallego y Burín, durante la primera mitad del siglo XX.
1712 – Se cita a Nuestra Señora de la Paz presidiendo el retablo de la capilla Sacramental en el inventario de la Iglesia de San Cecilio.
1726 – Vuelve a aparecer en el inventario de la Iglesia de San Cecilio efectuado en ese año.
1954 – Fusión de la Hermandad del Santísimo Sacramento con la Hermandad penitencial del Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia. Incorporándose como titular mariana de la misma.
1969 – Incendio de la Parroquia de San Cecilio – Deterioros.
1972 – Atribución a Diego de Mora por parte del Dr. Domingo Sánchez-Mesa Martín.
2020-01-24 – Ultima fecha de celebración de cultos a la Imagen de nuestra Señora de la Paz.

Aunque algún autor consultado apunta a que, al igual que otras imágenes devocionales, Nuestra Señora de la Paz procedería del desaparecido Convento de Belén ubicado en el mismo barrio del Realejo tras los procesos de exclaustración del siglo XIX, podemos señalar que según la documentación y la bibliografía consultada desde su hechura no encontramos ningún cambio reseñable de lugar ni de inmueble ni de capilla. Solo apuntar, que constatamos por tradición oral, un momentáneo traslado hacia una vivienda particular cercana a la Iglesia en el episodio devastador del incendio del siglo pasado volviendo a su ubicación tras la restauración del inmueble.

Se ha mantenido por tanto en su ubicación, segunda capilla del lado del Evangelio de la Iglesia dedicada a la Hermandad del Santísimo Sacramento y presidido por el retablo de Nuestra Señora de la Paz (Doc. – Inventario de la Iglesia de San Cecilio, 1712)
En cuanto a la propiedad la Imagen siempre ha pertenecido a la Parroquia de San Cecilio, teniendo información documental, si bien en un primer momento no de esta imagen pero sí de la advocación, a través de los Estatutos Fundacionales de la Hermandad del Santísimo Sacramento desde 1646 como su titular mariana.

Su festividad se celebra el 24 de enero siendo objeto de culto específico dentro de la Hermandad de los Favores de Granada.

Análisis histórico-artístico / análisis documental

A lo largo de los años, observamos que ha sido una obra muy tenida en cuenta por parte de los investigadores como ejemplo y modelo de imagen mariana para otras obras realizadas tanto en el seno del taller de los Mora, y posterior taller de Diego, como para la propia Escuela Granadina de Escultura. Se observa en las continuas referencias bibliográficas realizadas sobre todo en el siglo pasado y más recientemente a través de la Tesis doctoral del historiador Isaac Palomino sobre Diego de Mora, aun sin publicar, defendida en 2017 en la Universidad de Granada. En este último estudio, se realiza una profunda investigación histórico-artística de toda la producción de Diego de Mora, del que tomamos la descripción que realiza sobre Nuestra Señora de la Paz como referencia:

“Obra de talla completa, de tamaño inferior al natural, realizada en madera policromada. Representa a María con el Niño sobre su brazo derecho y cetro en la izquierda. De posición erguida, con airoso contraposto en el que flexiona la pierna derecha, lo que permite desplazar los pliegues de la túnica hacia el centro de la composición y acentuar el ritmo helicoidal de los paños. El manto se presenta dispuesto sobre los hombros, abrochado sobre el pecho y terciado sobre el vientre, quedando ahuecado para bordear el brazo derecho. Se resuelva con grandes pliegos sin dejar de marcar el citado ritmo y la estructura de la imagen. Sigue el modelo propio de Diego de Mora en algunas de este tipo de imágenes marianas que se pueden encuadrar en la primera década del XVIII, tanto en los ropajes como en la composición de la imagen (…) El rostro de la Virgen, ovalado, presenta las característicos ojos rasgados, nariz y boca bien definidas y cuello amplio. El cabello se resuelve a base de largos mechones, abierto desde la frente para despajar el rostro. Con más volumen a la altura de los pabellones auditivos, sin ser excesivo, lo cual permite ponderar que sea una imagen de evolución hacia otras donde lo hace más abultado. Presenta los singulares mechones ondulados que caen sobre el pecho a ambos lados
del cuello.

La figura del Niño Jesús queda sentada sobre la mano de María, en actitud de bendecir y a la vez atender a los fieles al extender sendos brazos hacia delante (…) Presenta una anatomía infantil rolliza, esbelto y de cabeza bien proporcionada. Rostro de grandes ojos, nariz pequeña, carrillos prominentes y sonrosados y boca pequeña dejando ver sus dientes tallados. Mantiene la característica barbilla con hoyuelo…”

Desde el punto de vista documental aparece reseñada en varios documentos tanto del Archivo de la Iglesia de San Cecilio, como del Archivo de la Diócesis de Granada.

Adscripción cronológica y cultural

Se pone de manifiesto la importancia de la pieza desde el punto de vista cultual como Imagen que ha mantenido su uso y concepción original a lo largo de los siglos desde 1709, y desde un punto de vista histórico artístico como modelo de otras Imágenes desarrolladas en el propio taller de Diego de Mora y en los talleres de sus continuadores, como ejemplo el de José Risueño, siendo claro ejemplo de la importancia que tuvo la Escuela Granadina de escultura en el Edad Moderna en toda Andalucía.

Compartir