Relegada la actividad por falta de medios a la función del día 3 de mayo, en 1895 se estudia la posibilidad de formalizar la hermandad con hermanos de cuota, a fin de que se pudiera costear el culto, la procesión y otras actividades. De hecho, se acordó formalizarla en 1896, pero en la reunión de ese año se volvió a aplazar, por no haber unanimidad de los componentes de la junta, formada en gran parte por eclesiásticos, que aplazaron de nuevo el acuerdo para 1897, pero partir de ese año no se vuelve a plantear el asunto.
No obstante, la comisión o junta seguía recibiendo algunos donativos importantes como los 669 reales, casi la cantidad que se recogía en el total de limosnas, y otra devota, presentada por el Sr. Gómez Moreno, se ofreció en 1905 para financiar la restauración de uno de los brazos del Cristo que presentaba deterioros. La restauración se realizó en 1907, costeada por la familia de don Luis Moreno.
Todas las creaciones establecidas por el hombre tienen épocas de esplendor y de declive, también ocurre con las devociones, y la del Cristo de los Favores, como hemos visto en esta historia, tuvo años de brillantez, como estos ochenta del XIX, para decaer en los noventa. A partir de 1907, vuelve a avivarse el fervor al Cristo, que, no obstante, a nivel popular seguía siendo relevante. Y será en la segunda década del pasado siglo, cuando llegue a su culmen, al menos en lo referente a las limosnas de los fieles y los cultos que se hicieron con patente brillantez, aunque no se recuperó la procesión.
Quizá, un relevo con nueva “savia” en la junta o comisión hubiera sacado del ostracismo a la dirección, que aunque se renovó por fallecimiento de sus miembros, los que los sustituyeron pertenecían a los mismos estamentos. Un fervor popular, quizá hubiera requerido una dirección, asimismo, popular, como ocurriría al final de aquella década de los años veinte del pasado siglo en que se fundaría la hermandad de penitencia.
No obstante, la comisión se mantuvo, al menos, hasta 1921, siendo de destacar las celebraciones que se hicieron en 1913 con motivo del Jubileo por los 1.600 años de la “Paz del Emperador Constantino”, por la que el mundo romano se convirtió al cristianismo. La junta organizó un Quinario-Misión del 28 de abril al 3 de mayo de ese año, con sermones, rosario, letanía y Ejercicio de la Cinco Llagas, cantándose el Miserere del Maestro Palacios y como final de los cultos, el día 3 de mayo a las siete de la mañana, al Arzobispo, Mons. Meseguer y Costa, celebró una solemne misa de campaña a los pies del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe. Por la tarde de ese día volvió a salir en procesión con la imagen del Cristo de la iglesia de San Cecilio, acompañado por la Capilla de Música de la Catedral, para realizar el Ejercicio de la Cinco Llagas.
También, en 1915 se establece un Triduo y Misión a celebrar en San Cecilio ante la imagen vicaria primitiva, que en esos años parece que ocupaba la capilla donde se venera el Crucificado que hoy es titular de la hermandad de penitencia; para cuya capilla, en 1918, se creó por la comisión un fondo para repararla.
Esta Asociación del Cristo de los Favores, como a veces en los documentos se la llama, deja de celebrar sesiones después de 1921. El Cristo de los Favores del Campo del Príncipe volverá a tomar gran relevancia devocional a partir de 1924, cuando el nuevo párroco de San Cecilio, don Ulpiano Montoro, decide cambiar los cultos del día 3 de mayo y el Ejercicio de las Cinco Llagas a los pies del Cristo de los Favores del monumento, para trasladarlo a las 3 de la tarde del Viernes Santo, hora en la que expiró en la cruz Jesucristo.