En el otoño de ese año (1981) el hermano mayor, Sr. Hernández Fossati, presentó su dimisión en el cargo y en el cabildo general de 29 de noviembre se eligió para el máximo cargo rector de la hermandad a Serafín López-Cuervo y Arroyo. El Sr. López-Cuervo tenía una trayectoria cofrade en otras cofradías: había sido a finales de los años cincuenta, hermano mayor de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario y de la de Jesús de la Paciencia en los años sesenta, de la que había sido uno de sus fundadores y su única relación con la hermandad provenía de que fue mayordomo de la Sacramental de Ntra. Sra. de la Paz. Parece que serán los hermanos costaleros, que acudieron en número considerable a las elecciones, los que decantaron el resultado.
Los cargos de la nueva junta de gobierno tomaron posesión en la iglesia de San Cecilio ante el párroco don Juan de Dios Benavides, que sería el nuevo director espiritual de la hermandad, aunque las imágenes aún permanecían en el convento de Santa Catalina de Siena, de las que pidió que se volvieran a su sede de San Cecilio. Dicho deseo no sería satisfecho hasta la década siguiente de los años noventa.
Parece, que la junta de gobierno que formó el Sr. López-Cuervo estaba formada por personas que mantenían diferentes concepciones sobre la futura andadura y estilo que tendría que mantener la hermandad, lo que llegó a provocar determinadas fricciones y dimisiones, que se pusieron de relieve después de la Semana Santa de 1982, reorganizándose por este motivo la junta directiva de la cofradía.
La nueva junta formó una comisión en junio de 1982 con la misión de trabajar para un nuevo proyecto de paso para el Cristo de los Favores y procurar la venta de algunos elementos del paso que realizó Nicolás Prados López en 1944, como los cuatro candelabros de guardabrisas de las esquinas del canasto. Pero pronto se desistirá del proyecto de nuevo paso por no tener recursos económicos para ello.
Pero los desencuentros y dimisiones continuaron, especialmente con la cuadrilla de costaleros del paso de la Virgen, hasta el punto de que se llegó a primeros de octubre a la decisión de prescindir de la misma, aunque llegada la època de los ensayos dicho hermanos costaleros los realizaron con cierta normalidad. No se terminaron con ello los desacuerdos, pues dentro de la misma junta de gobierno se produjeron dimisiones, que llevaron al hermano mayor, Sr. López-Cuervo a reconsiderar la decisión de la expulsión de los costaleros de la Virgen, a lo que se unió la petición de que se volviera a admitir por el que fuera director espiritual de hecho de la cofradía, el canónigo don Francisco Isla (31).
La situación de la hermandad, en tan corto número de meses, había llegado a un nivel de precariedad que en la Semana Santa de 1983, aunque los costaleros de la Virgen procesionaron su paso, éste salió aquel Viernes Santo sin banda de música que lo acompañara, si bien, pasada la carrera oficial la banda municipal de Dúrcal, que venía de tocar en la procesión de la Soledad, se incorporó a la de los Favores para hacer el recorrido de regreso por el Realejo.